lunes, 29 de junio de 2009

Fly away from here

Porque hay que cambiar de vez en cuando de lugar. Somos animales migratorios. La comodidad nos asusta. La estabilidad nos aterra, nos corta las alas. Y lo irónico es que estamos constantemente buscando la quietud…

Calavera no chilla!

jueves, 25 de junio de 2009

17/05/2007

No tenía piernas sino rascacielos.
Y yo moría por escalar los 53 pisos que me separaban de su azotea.

Era tan bonita que me dolían los ojos.
Era tan inalcanzable que me subí a sus hombros para arrancarle un beso.

Y me alquiló un cuarto en su quinto infierno.
Y me mató tres noches seguidas.

lunes, 22 de junio de 2009

Carta con fiebre para Matilde

Me entretengo con tus diálogos imaginarios.
Juego a que tus manos heladas c
alman las llamas de mi frente encendida.
Juego a Matilde.
Matilde de ojos perdidos pero atentos.
Matilde color oliva y vestida de árbol.
Matilde con gusto a limón y miel.
Matilde besos de aspirina.
Te imagino estampada en mi frazada.
Sábanas de Matilde.
Abrigo mis espasmos antárticos con tus cabellos.
Matilde térmica.
Bebo el jarabe de tus labios.
Matilde alivio inmediato.
Recorremos juntas los laberintos de mi delirio.
Respiro tu aliento sanador.
Vapores de Matilde.
Milagrosos!
Y aunque tus remedios desgasten aun más este cuerpo mío,
Te quiero Matilde,

Mi mal con su cura.

jueves, 18 de junio de 2009

Jugando rayuela

Me pesa el aire.
Me pesan los pulmones.
¿O será más bien el bolso?

Voy sobrecargada de ideas.
Me duele leer.
Duele dulce.
Duele sangre.
Me subestimo.
Soy pequeña.
Más pequeña que una coma.

domingo, 14 de junio de 2009

Esquinas

Odio las esquinas por bifurcadas.
Porque reflejan mi pasado.
Porque auguran mi futuro.
Encrucijadas equidistantes.

Odio despedirme de vos.
Oler la nicotina en mis dedos.
Morderlos hasta que sangren
Con tal de burlar el deseo de llamar tu nombre.

viernes, 5 de junio de 2009

Amuleto

Creo en la inocencia de tus ojos.
Serás mi amuleto por siempre.
Te pondré en mi mesita de luz
Y desde alli gobernarás mis sueños.

martes, 2 de junio de 2009

Recetas caseras I

Cuando leo me vuelvo pequeña. Soy tan diminuta que puedo montar las emes y las haches, estas últimas son mis favoritas porque me brindan un cuello de donde asirme y déjenme decirles cuanto me gusta colgarme de las cosas. Me dejo envolver por la fuerza cinética y mi cuerpo es luz, es un haz, un halo, una hoz de movimiento. Los puntos y aparte me ofrecen la excusa perfecta para dar un saltito de página y viajar a un nuevo número. Si es par, avanzo tranquila, si es impar me piso el pie derecho por cinco segundos para desechar la mala suerte que traen los nones. Y allí reanudo mi juego. Me he vuelto bien diestra revoleando las oes en mi cintura cual aro de hula-hula y los guiones funcionan a la perfección como vara para limbo permitiéndome arquearme en las más divertidas formas. Si me canso me refugio en algún que otro paréntesis y cuando recobro el aliento me subo a los signos de admiración para recorrer a zancadas los párrafos extensos. Y así el libro se transforma en una carrera de postas extenuante, la receta más efectiva que encontré para vencer el insomnio.