lunes, 7 de septiembre de 2009

Filosofía entre comidas

El día pasaba pegajoso y lento. Durante el desayuno se entretuvo mirando como las agujas de su reloj dibujaban un círculo infinito sobre la carátula cuadrada y se convenció de la coexistencia de formas distintas trabajando para un mismo fin. Después del almuerzo un complot de pereza e ingenio trasformó a las manecillas de metal en babosas que fastidiosas se trasladaban de número en número dejando un camino de baba brillante. Las babosas y su fatídica existencia. De niña solía tirarles sal y ver como se retorcían en el piso hasta que sólo eran una masa informe e inerte de espuma y materia grisácea. ¡Que plato!. Mientras cenaba pensó que ahora no procedería de la misma manera, sino que simplemente las envolvería en un trozo de rollisec y que sea el recolector de la basura el encargado de decidir sobre su destino.