martes, 20 de octubre de 2009

Hoy Delia me acuna hasta el sueño

Prestame las líneas de tu rostro para escribir de la manera tierna que tenias de tenderme disfraces en tu cama.
Pasame la receta de tu mermelada de naranjas y de tu paciencia así aprendo de la quietud de tus manos de elástico e ingenio.
Dejaste en mí recuerdos larga vida, escondidas de cocina y tumbas de la gloria en un cajón. Ropas miniatura, costureros, sabor licor de huevo, enaguas, graciosos paraguas e incontables caricias que me regalaron tus dedos de cigarrillo armado. Y esas maratónicas corridas a saltarme tu tapial, aun la última vez cuando me mostraste tu invierno pleno.
Porque tus años le dieron tregua a mi niñez y te escapaste de mi vida cuando ya empezaba a navegar con vela propia.
Gracias por tu partida indolora, no significa que no se te extrañe por acá.

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