No tenía piernas sino rascacielos.
Y yo moría por escalar los 53 pisos que me separaban de su azotea.
Era tan bonita que me dolían los ojos.
Era tan inalcanzable que me subí a sus hombros para arrancarle un beso.
Y me alquiló un cuarto en su quinto infierno.
Y me mató tres noches seguidas.
La isla del borracho
Hace 1 año
No hay comentarios:
Publicar un comentario